La muerte de Antonio Ozores ha sido una sorpresa para toda una generación de telespectadores. Todos aquellos de la llamada generación Nocilla, que todos los viernes por la noche nos reuníamos con la familia alrededor del televisor para ver en uno de los dos únicos canales el “Un, Dos , Tres”.
Recuerdo como me desternillaba de risa con la increíble retahíla de palabras inventadas que salían de su boca. Sus monólogos absurdos pasarán a la historia de la televisión, no por calidad, si no por singularidad.
Con el paso de los años, cuando volvía a ver esos momentos en algún refrito televisivo, o incluso, cuando el mismo se ofrecía invitado en algún programa a repetirlos, en un intento de recordar mejores épocas, ya no me hacían ninguna gracia. Los tiempos cambian y el sentido del humor también. Verlo al cabo de los años sirve para darse cuenta de como hemos cambiado todos y que poco a poco nos vamos haciendo más viejos. Es algo así como cuando alguien te dice que nació en 1990.
Ozores también formó parte de esa generación de actores, que hoy es denostada por gran parte del mundo del Cine. Una generación que en plena dictadura se dedicó a hacer películas que divirtiesen al público,sin más pretensión artística que la que lleva a llenar el estómago. Landa, Pajares, Esteso, etc. Ozores nunca salió del humor y por eso siempre será considerado por debajo de los Landa, Lopez Vazquez, etc, que si lo hicieron y demostraron que eran grandes actores.
Yo no se si Ozores era un Lawrence Olivier, pero si que me hizo pasar grandes ratos. Jamás le oí quejarse del púbico, jamás un comentario fuera de lugar. Supongo porqué nunca le vi hablar en serio y casi nunca le entendía, siempre en su papel.
Contra este denostado cine que el hacía me quedo con lo que una vez dijo Sacristán: “No me arrepiento, ni me avergüenzo de nada de lo que he hecho en el cine. Todo forma parte de mi carrera y esas películas permitieron trabajar a muchos grandes actores”...
Espero que Ozores siga haciendo reír allá donde esté a los que tiene cerca.
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