En Alcultur se reunieron sobre todo gestores culturales, representantes de asociaciones culturales sin ánimo de lucro, funcionarios de la cultura e intelectuales en general. En cada ponencia se presentaron proyectos culturales dígase “Trayectos”, “Red de teatros alternativos”, “Multilateral” o “Zona de Obras”. Es una pena que no recuerde los nombres portugueses: en mi opinión fueron las mejores ponencias. En esto y de manera general se hablaba de movilidad, de intercambios transfronterizos, y de las posibilidades que ofrecía el programa de ayudas europeas.
Salía de las ponencias con deseos de intercambiar, de tener un contacto más próximo, sin embargo ahí me encontraba la primera frontera. A veces me daba la impresión que el traje de ponentes se les quedaba a algunos en el escenario y de ninguna manera lo sacaban al exterior. La palabra intercambio la escuché tantas veces que llegué a creérmela. Debe ser que era mi primera vez. Por el contrario la barrera del idioma no fue para nada un problema. Fue con los lusos y lusas con quién mejor me entendí.
Por otra parte, independientemente que Somos Arte tiene un perfil mucho más amplio, el tema de Latinoamerica no deja de inquietarme. Faltaría más. Habiendo escuchado lo suficiente solo podría preguntarme: en nombre de qué se habla tanto de ti Iberoamérica. ¡Cuan vacía te tienen de contenido! ¡Cuan lejos estás cuanto más cerca te tienen!
Dicho esto, fue la voz de Latinoamericana la que cerró con broche de oro el encuentro. Tulio Hernández con su Pedagogía de la Alteridad dio una lección cuanto menos de humildad a los presentes , de verdadero reconocimiento de la otredad y por tanto de intercambio sincero y abierto. No dejo de pensar estimado Tulio, que con usted es con quién debieron haber comenzado estos Encontros y Desencontros.
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